El Amante Cósmico ha descendido a la Tierra en cuerpos mortales,
una y otra vez, como ya fue explicado. Esta sacra labor ha tenido como
finalidad y Propósito elevar por sobre las cadenas de la esclavitud material a
todas las entidades vivientes produciendo un giro más a la rueda de evolución
álmica-espiritual. Sin el aporte del Amante Cósmico, sin el SACRIFICIO cíclico de la gran Entidad Crística la
evolución álmica no hubiese podido proseguir, es decir, que las “semillas” no
hubiesen despertado de su sueño latente para brotar y convertirse en tiernos
“capullos” con la Luz
e la auto-conciencia.
El
Sol se ha hecho carne, y en este Sagrado Oficio de Amor ha marcado a la Tierra y a la Humanidad con
el sello espiritual de la
REDENCIÓN. Este Sello de Fuego Solar palpita en forma de vibración
luminosa en el alma del Planeta y de todas las entidades vivientes, pero de una
especial forma en las entidades humanas, ya que el reino humano es “el reino
del Gran Desafío”, lleno de pruebas y obstáculos que deben superarse con el
desarrollo paulatino de la mente y la voluntad consciente. Si se frenase el desarrollo
evolutivo de las almas humanas, se detendría también el avance de los demás
reinos menores de vida, es por ello que el Sacrificio del Sol se ha centrado en
la Humanidad, pues su lento y penoso sendero de oscuridad, confusión y dolor ha
perdido muchas veces su rumbo y destino, teniendo que ser rescatada, REDIMIDA,
en ocasiones especiales por AVATARES DEL
SOL.
Este
“Rescate” cíclico de las entidades vivientes por medio del Sacrificio
Solar es parte del proceso evolutivo y el Sagrado Orden Universal. Esta
REDENCIÓN está dada por la acción del
Amor Universal sobre las formas creadas, para dar ‘impulso liberador’ a la vida
latente en las mismas.
Cuando
el Amor Cósmico e impersonal despierta en el corazón de un alma ya madura, esta
alma pasa a formar parte activa de esa Redención Solar, participando de la Sagrada Comunión
Crística, o Comunión e los Santos.
En otras palabras, cuando el capullo se transforma en una flor abierta de Luz, Paz y Amor pasa a
formar parte del Jardín del Edén en la Tierra. Podríamos
considerar, en este ejemplo simbólico al Cristo Universal, como “el Jardinero”
responsable de ese Jardín, el cual es nutrido constantemente con su aporte,
sabiduría y talentos solares.
Comprender el significado de la REDENCIÓN , es encaminarnos
hacia la comprensión de que formamos parte de ese Jardín Universal, y así
mismo, del “Jardinero”.
Estos escritos contribuyen a abrir la
puerta a esa comprensión. La meditación hace el resto.